sábado, 5 de junio de 2010

Sólos tú y yo

Llevaba tiempo pensando en escribirte, en contarte mi día a día, mis pensamientos, mis ilusiones, mis infortunios, mis más y mis menos. Sin embargo, sin saber cómo ni porqué, una fuerza me mantenía alejada de ti, había algo dentro de mí que me impedía dar el paso. Supongo que sería el miedo a enfrentarme conmigo misma, con aquello que mi consciente trata de aliviar tras el simple paso de los días...
Y por fin me encuentro frente a ti, acompañada del suave murmullo de esta noche cálida de junio, del resplandor de la luna llena y como no, de mi flexo, siempre fiel a mis noches de insomnio. Me asomo a la ventana: ni una sola luz en el vecindario, tal y como lo imaginaba... todo está oscuro, y me encanta. Adoro la noche y su poder tranquilizador, anestésico, una pausa ante la realidad ferviente y abrumadora que nos rodea.

Solos tú y yo, en la ciudad dormida.

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